18 de agosto de 2020
Buenos días. “Un deseo ardiente de ser y de hacer es el punto inicial desde el que el soñador debe lanzarse. Los sueños no están hechos de indiferencia, pereza, ni falta de ambición.” (Napoleón Hill).

Cuando tienes ese deseo ardiente, la visión, emerge desde adentro, desde nuestro interior, para darnos el impulso que necesitamos para avanzar. Pero, ten cuidado, de que el miedo de no “ver” lo que deseamos no frene ése ímpetu. Aquí es en dónde debemos aplicar la fe, “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. De los sueños nace la visión, pero ésta visión, no es una función de la vista, es una función del corazón!
Bendecida y exitosa jornada de martes.
Romilio Sánchez Garcete
Emprendedor Socioeconómico